Conexión Norte-Sur. Vietnam

Después de otros dos días de tren (ya le estoy cogiendo el gustito a esto de viajar en tren) llegué a Saigón. Posiblemente ha sido el peor tren que he tomado en lo que va de viaje. Sucio, incómodo, lleno de gente... el concepto de hard sleeper esta vez fue rotundamente cierto. Con seis literas por camarote, la mía era la más alta y apenas tenía espacio entre la cama y el techo. Y lento como pocos, unos 50km/h: si quieres ir más rápido te bajas y vas andando. ¿Dónde quedó aquel shinkansen japonés?

Y así, llegué a Saigón, la capital vietnamita, también conocida como Ho Chi Minh City, como ustedes gusten. La ciudad entera es un monumento a la guerra y a la vez un museo de los horrores. Ver los efectos horribles del agente naranja, o las jaulas mínimas con alambre de espino para cinco o seis presos, es algo que me ha dejado huella.

El cristo colega

Si, es Notre Damme

Cerca de Saigón, está Co Chi, un lugar heroico para los vietnamitas donde tuvo lugar buena parte de la guerra con los americanos en la segunda guerra mundial. Una jungla con doscientos km de tuneles bajo tierra, trampas, escondites muy bien pensados... También te dan la posibilidad de disparar un AK47 o una M60, pero para mi el sonido ya por si sólo resultaba terrible, así que mejor contra mas lejos.

Después de dejar Saigón, tomé rumbo al delta del Mekong. Un recorrido que habría de terminar en Camboya, dejando atrás el bullicio de Saigón.

El Mekong es un río inmenso que nace en Tibet y va a desembocar con un delta en Vietnam. En su paso, hace que las zonas a su alrrededor tengan que convivir con él. No en vano gran parte de la economia del país pasa por él. Pueblos flotantes (Can Tho), granjas, mercados en el río... las motos se cambian por barquitos pero esto sigue siendo Vietnam. Campos de arroz en ambas orillas, que se inundan tres veces al anio para hacer de la zona una gama de incontables verdes.

Sin duda lo peor fue las temperaturas por las que estoy pasando, una media de unos 39 grados a la sombra (quién se acuerda ahora de los -20 de Siberia??) Temperaturas tan altas hacen que madrugar sea imprescindible y empezar el día cuando el sol aún no ha salido. Y el barquito mínimo con el que viajaba, sin un espacio a la sombra, pues no ayudaba demasiado.

De momento, digo adiós a Vietnam hasta la próxima vez. Atrás queda un país recorrido, con mucho que descubrir, con sus ciudades locas y sus rincones apartados del mundo.

Y así, cuando el delta del Mekong terminó, llegué a Camboya, pero eso es otra historia