Buenos Aires, ciudad de Tango

He de reconocer que los primeros días en Buenos Aires me sentí un poco decepcionado... Quizás tenía muchas expectativas, pero a mi me parecía una gran ciudad más. Inmensa, edificios altos, amplias avenidas (¿no es la Av. del 9 de Julio la más ancha del mundo? pues será, pero es solamente eso...)

Tardé dos días en descubrir la Buenos Aires de la que me habían hablado. Paseando por barrios como San Telmo o La Boca, la encontré. Buenos Aires, ciudad de pasión, ciudad de tango.

Porque eso es Buenos Aires. Es tango. Es pasión. Es Carlos Gardel. Es Eva Perón. Pero también es Diego. Es Boca Juniors. Es River Plate. Y es asado, es parrilla, es bifé. Es Quilmes. Sos vos y yo

Tan sólo unos días después había pasado de estar en una ciudad más, a ser un enamorado más. Por algo elegí Buenos Aires como la última etapa del viaje. Porque esto se acaba... pero no es momento aún de hacer balance, aún quedan cosas por saborear y disfrutar, como la vuelta a casa. Habrá post de hasta luego y muchas gracias por venir!

Gobo, esta es la última postal hasta la próxima vuelta al mundo! Espero que disfrutases tanto leyendolas como yo escribiéndolas!

De oeste a este en colectivo

Porque así se le llama acá a los buses, colectivos. Dejé Bolivía ya hace unas semanas en un bus hasta la frontera. Si los colectivos en Argentina son el mejor medio para viajar, muy cómodos, no puedo decir lo mismo de los de Bolívia. Nueve horas encerrado en un bus enano, con las rodillas apretadas, con las gallinas y mucha gente subidos unos encima de otros. Y el conductor no ayuda viajando a tanta velocidad por esos caminos infernales...

Y así llegué a Argentina, dejando a mis compañeros de viaje que se fueron cada uno en una dirección, con la seguridad de encontrarnos en la vuelta al mundo que viene. El primer destino fue Salta, una ciudad pequeña pero muy linda, en la que fue sólo una pequeña parada de un par de días.

Después de 24 horas de colectivo, llegué a Córdoba, una visita marcada en rojo en el calendario del viaje. Allí fue donde, muy a mi pesar cumplí un añito más, pero donde sin embargo me sentí más joven que nunca. Y después de Córdoba, tenía muchas dudas sobre que camino seguir. Porque la idea era bajar hacía el sur, hacía la patagonia, hacía el frío... Pero pensé que no iba a poder disfrutarlo, es demasiado frío (en Bolivía por las noches la temperatura caía hasta los -15°C, así que no quiero pensar en que me esperaba tan cerca del polo sur).

Así que, aún a riesgo de llevarme las criticas de los amantes de las focas y las ballenas (sé que alguna crítica me llevaré de todos modos), decidí que mi nube y yo seguiríamos camino por el norte, hacía las cataratas de Iguazú, en la frontera con Brasil. Eso si, después de otras 24 horas de colectivo. Al menos hará mas calorcito por ahí que en el sur. Y que decir de las cataratas... el espectáculo natural más grande el viaje!

Gobo, aquí te mandó una postal pasada por agua!!

Reencuentros (en la primera fase): Contando monedas en Córdoba

El viaje llega a otro planeta

Si no acabara de asegurarme de que Star Wars se rodó en Tunéz, pensaría que he pasado los últimos días en Tatooine. Un viaje por otro planeta, con lagos rojos, verdes y blancos, una fauna extraña y el cielo más azul que he visto jamás. Así fue mi paso por el salar de Uyuni.

Marco, René (Los Suizos, aka La Navaja y El Reloj), Adrian (aka El Paciente Inglés) y yo abandonamos Chile con intención de pasar unos días en el sur de Bolivia, pero para poder llegar al destino, solo lo podiamos hacer en 4x4. Nunca la palabra todoterreno tuvo tanto significado.

Desiertos de arena, lagos salados de 12000km2, la conducción por el desierto es un auténtico placer. Be careful my friend que volcamos... agarrensé los machos... acelera!! Paraparapara, que se me ha ocurrido una idea...

Y como decía, esta parte del mundo es dónde el cielo está más azul, sin ninguna nube. ¿Por que motivo? Pues no tengo ni idea, no estudie estas cosas... pero bajo el punto de vista de mi cámara, resulta espectacular.

Y tras llegar a Uyuni, un pequeño pueblo situado al borde del desierto, nos encontramos con las fiestas del pueblo... ¡que corra el pisco compadre! Para mi ha sido como si no me hubiera perdido las fiestas mi pueblo este año, aunque claro, mi pueblo no se llamaría Guachupilandia.

Y tras la fiesta, llegó el momento de las despedidas. Ya había enseñado suficientes insultos en español a mis compis de viaje para que puedan volar solos por sudamérica. A mi me esperan nuevos destinos más terrenales.

Desde aquel planeta azul, recuperé esta postal para ti, Gobo!

Momento de ida y vuelta: Desde Bolivia, hasta España, pasando por Sudáfrica. Lamento muchisimo no haber estado ahí para vivirlo, pero aún así, lo disfrute como el que más viendo el partido en mitad de la nada y compartiendo cervezas con una holandesa. Para la próxima, estaré ahí!!!!