Y el viaje llega a la parte de indochina. Primera parada, la capital vietnamita, Hanoi. Solo hace 6 meses desde la última vez que pasé por aquí, aquella vez en mejor compañía que esta.
Ya no recordaba lo que era esta ciudad. Una ciudad de hormigas a dos ruedas. Pasear por la calle es una locura, entre el ruido de las motos que usan el claxón (no se me ocurre otra forma de decir pito) como banda sonora, cruzar la calle se convierte en deporte de riesgo. Y para el peatón, las aceras son impracticables porque están ocupadas por las motos aparcadas.
Y entre tanto paseo, siempre hay alguíen dispuesto a ofrecerte su moto para llevarte a modo de taxi. "Motorbike, sir?" ha sido la frase más escuchada en mi parada en Hanoi. Y es que esta ciudad me produce la sensación de tener el símbolo del dolar tatuado en la frente. Han intentado sacararme hasta el último dong que llevaba encima, y tengo que decir que algun taxista lo ha conseguido (es largo de explicar, pero como se suele decir, nunca os fieis de un conductor de autobús desnudo)
Lucas, te estoy vigilando! |
Orientarse en Hanoi puede ser divertido también. Cada calle tiene el nombre de los comercios que hay en ella. Si quereis comprar toallas, id a "la calle de las toallas", así de sencillo o así de complicado.
Un chupito de culebra? o de escorpión mejor? |
Y poco más. Hanoi es una ciudad para agudizar los sentidos, esquivar y ser esquivado es el día a día. Mi recomendación es hacerlo sin mirar. Para cruzar lo unico que tienes que hacer es desear cruzar. Y una vez que te lanzas sin retroceder, es increible ver como ellos te esquivan. Una vez en el otro lado de la acera, respira de nuevo y vuelta a empezar.
Y como novedad en este blog, presento la sección "Más vale un video que 25 fotográmas", para que os hagais una idea de lo que hablo:
Gobo, a un motorista se le cayó una postal!